La insoportable levedad de la intertextualidad

Terra Nova Vol. 2, publicada por Fantascy, es una antología de ciencia ficción y fantasía de autores internacionales e hispanos en la que se incluye el relato «Separados por las aguas del Río Celeste» de Aliette de Bodard, autora de origen francovietnamita que escribe en inglés y además habla español (vamos, una crack).

Este relato en inglés se titula «Scattered Along the River of Heaven» y comienza así (por favor, Fantascy, no me denunciéis por citar este poema):

Me apena pensar en las estrellas,
nuestros ancestros, nuestros dioses,
separados como punzadas de alfiler
por las aguas del Río Celeste.
Por tanto, dime
¿es lo apropiado que pase mis días aquí
acogida en estas salas lúgubres y desoladas?

He marcado en negrita la parte relevante. Los que están separados por ahí son los dioses o ancestros, quedaos con eso.

Pues bien, esta semana me he estado leyendo sobre un tema y me he topado con la leyenda de la princesa tejedora y el vaquero, originaria de la cultura milenaria china, pero que también han copiado, perdón, adaptado, japoneses y coreanos. Voy a tirar de nombres japoneses, que son los que me encontré yo originalmente, pero aquí dejo los originales chinos. El festival de verano Tanabata, que se celebra el séptimo día del séptimo mes del calendario lunisolar, recuerda la leyenda de dos amantes: la princesa Orihime (que simboliza la estrella Vega) y el vaquero Hikoboshi (la estrella Altair), condenados por el suegro de este a estar separados 364 días al año por las aguas del río Amanogawa (la Vía Láctea). ¿Qué día pueden encontrarse? Exacto, el 7/7, que este año cae… el 2 de agosto, es decir, ayer mismito.

Míralos, Orihime y Hikoboshi, tonto ella, tonto él
Pues bien. ¿Es posible que alguien que conozca esta leyenda vea el título en español del relato de Aliette de Bodard y piense que tiene algo que ver con ella? Es muy posible. Yo me había leído el relato hace ya meses e hice la conexión de inmediato, al fin y al cabo. La autora me dijo en Twitter que se refiere al mismo río (el relato es de ciencia ficción, al fin y al cabo), pero que los tortolitos no pintan nada en su relato (como yo creía recordar), aunque ella también se quedó pensando cuando vio que en español decía «separados» en lugar de «desperdigados» o «diseminados», que son traducciones más literales de «scattered».

Sorprendente. Sin querer, el título español ha añadido una intertextualidad ausente en el original. Los títulos los carga el diablo, y las intertextualidades, al igual que las referencias a obras anteriores («homenajes») surgen como hongos, incluso cuando el autor no estaba pensando en ellas, o ni siquiera las conocía. Una pequeña desviación de significado en el título, que no en el poema, y va un traductor friki y te escribe un artículo al respecto.

Que conste: esto no es una crítica ni a Raúl García de Campos, traductor del relato, ni a Mariano Villarreal, antólogo del volumen. Solo es una apreciación subjetiva, una curiosidad que me he encontrado. Otros lectores que conozcan la leyenda pueden no relacionarla con el relato en absoluto.

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